Se han generado diferentes creaciones a partir de fotografías compartidas por @Maniako.ph desde las inmediaciones de Plaza Dignidad. Agradecemos a todas las participantes, a todos esos versos que con un ímpetu reivindicativo encienden y dan vida a la segunda convocatoria de La Cimarra, agradecemos a los participantes seleccionados Anónimo, María Isabel y GOnzalo Sarmiento.
Arraigada memoria
Virar por la vía más congestionada
Mirar un incendio de almas cantautoras
Atacar a todas pues así me lo ordenan
Quemar sus cubiertas con lo que me pongan
Olvidar que soy una de ellas
Militar una ideología obscena
Quebrantar toda condena de real justicia
Levantar la vista y hacer vista gorda a la injusticia
Reclamar luego de que me atacan y amedrentan
Pagar como justo mi gran deuda pecadora
Levantar los brazos para golpear a tu hermana
Mejor apaga los motores, deja todo y escapa del uniforme
Escapar siempre será una opción
Olvidar eso no debería ni ser una pregunta
Anónimo
Metafísica Rebelión
Aquella mujer que levanta uno de sus brazos ante mí y,
abriendo su mano, hace un movimiento circular en el aire y,
como si de una mágica varita se tratase,
las partículas del momento se transforman en algo liviano y precioso,
qué hace que las almas de las personas traspasen los límites de la materia que las contiene…
Volviendo todo inquietante y a la vez hermoso.
Todo se diluye a mi alrededor…
pensamientos vagos viajan suspendiéndose en el vacío de la nada.
Contraigo mis músculos,
soportando el peso de mi tristeza,
aniquilando desvaríos de una mirada fugaz.
Sostengo en mi alma el latente signo de la compasión que me embriaga y enloquece
al ritmo de mi danza etérea,
mientras esa mano que gira,
frente al signo discordante,
ése enemigo,
que amenaza y atraviesa
tratando de aniquilar nuestro corazón
María Isabel (@anaelsusurrando)
La ardiente mentira
Este calor culiao de Santiago me desespera, no hay manera de sentir algo que no sea un incandescente odio hacia todo.
Manga corta, me la quito, sin polera me sofoco igual,
no hay manera de aliviar el ardor del calor,
¿será fiebre? ¿será el maldito recuerdo que no se me borra de la mente?
No es calor, no es odio, no es calor, no es dolor…
Recuerdo culiao.
Había que celebrar el día del paco, me disfrazaron,
me pintaron un bigote, me pusieron gorra café y traje verde…
los zapatos negros del colegio y a cantar la canción de la “niña inocente”
Todos se rieron de mí.
Yo conté la historia que me contaban.
Mi papá manejaba un caballo verde con un cuerno que regaba a la gente con agua de colores.
Mi papá era jinete de unicornios de acero y veloces ruedas por patas.
Ese día mi papá no fue a ver mi representación al colegio, estaba trabajando.
Todos se rieron de mí.
Era abril, no hacía tanto calor, es más, no hacía nada de calor, yo estaba colorado, yo moría de calor.
Hoy es octubre y siento el mismo calor, pero hoy sí que hace calor.
Hoy estoy en la Alameda, hoy hace calor, hoy estoy en la Primera línea y tengo el mismo calor que aquel día.
Es el puto recuerdo…
Yo tiro peñascazos a los pacos y mi papá me refresca disparando el guanaco multicolor, no era recuerdo, es el infantil, profundo, real y triste dolor.
Yo lucho por el pueblo y mi padre es un traidor.
No quiero este calor culiao, no quiero que me moje,
Yo a otra barricada mejor me voy…
Gonzalo Sarmiento (@juglardelmundo)