En esta segunda entrevista del ciclo “Una conversa con…”, Piño Choroy les presenta a Oscar Saavedra Villarroel. Es poeta, tallerista, videopoemista y Licenciado en Educación. Ha participado en encuentros nacionales e internacionales de poesía. Por mencionar algunos hitos de su carrera literaria, ha obtenido menciones en diversos concursos, tales como los Juegos Florales Gabriela Mistral (2008). Un adelanto de su proyecto poético dOPING hISTÓRICO fue publicado en «Anomalías, 5 poetas chilenos» (2007) y en su poemario «Tecnopacha» (2008). Es coordinador del encuentro latinoamericano de poesía Descentralización Poética, director de la editorial Andesgraund y de las Escuelas de la Poesía. Dirige cursos de poesía en distintos lugares de Chile.
Ante la presentación de su reseña biográfica, señala:
- En todas las reseñas hay algo que es y algo que no es. Me impresiona La literatura siempre va ligada a la ficción, se presta para todo tipo de juegos maravillosos. Hay que jugar, como decía Baudelaire. Así que la reseña quizá es un juego o un poema más. Ocupamos conceptos como “carrera”, yo nunca he pensado que sigo una carrera literaria. Simplemente escribo porque amo la escritura, porque es mi medio de expresarme, porque todos tenemos una historia y esa historia nos lleva a realizar acciones, en mi caso, estas fueron ligadas a la poesía. La palabra “obra” es bonita, pero me queda muy grande. Siento que soy un obrero de la obra, por eso hacemos las Escuelas de la Poesía con la mayor ética posible, con la mayor entrega, con aciertos y desaciertos, pero siempre con la verdad, la verdad que te lleva ahora a dar este programa, estas entrevistas, tanta utopía bella que tenemos en nuestras cabezas.
- Mencionaste las Escuelas de la Poesía, la gente que nos escucha tal vez no sabe de esto ¿nos podrías contar?
- Es un proyecto, más bien una acción que nace de mi parte para agradecer los años que he realizado en esta acción poética. Las personas no podemos encasillar nuestros conocimientos, tenemos que entregarlos, sino ¿para que sirven las ideas? La idea es democratizarlas, aunque tampoco me gusta mucho esa palabra porque está ligada al capitalismo ahora, pero democratizar este acto de escribir entre tanto comercio, entre tanta escritura creativa, entre tanto afán por ser algo, nos reunimos muchos y muchas poetas, incluyendo a nuestras tan queridas Elvira Hernández, Soledad Fariña, empezamos en ese entonces con Pepe Cuevas, con Jaime Huenún, Hector González, René Silva, David Añiñir, tantas personas que han aportado a la enseñanza de la poesía (…) La poesía, si va a tener algún tipo de éxito va a ser en la calle, porque ya en las instituciones no lo tuvo. Y de ahí nace el derecho al lenguaje, en las Escuelas de la Poesía, que no es una institución, es una acción, de muchos y muchas poetas, de aquí al futuro, incluyendo a quienes participan, incluyéndote a ti también en las iniciativas que puedas generar en esta línea. Esta idea no es propiedad privada, es de las personas. Luchar contra la institucionalidad no es un asunto fácil, muchas veces las instituciones usan los nombres de las personas para engrandecerse, no por las personas en sí. La belleza está en el acto de seguir escribiendo, en seguir resistiendo a través de eso, seguir pensando que el lenguaje tiene algo que decir en esta sociedad. El lenguaje es ante todo una cuestión política. Todas las personas hacen política a través de sus palabras, de manera consciente o inconsciente.
- ¿Cuál es la relación entre poesía y política?
- La poesía es política en todas sus representaciones, en realidad el ser humano es un ser político en todas sus representaciones. Solo que aquí le damos un poco más de conciencia este acto. Uno de estos actos políticos que he realizado ha sido publicar a niñas y a niños. Eso me enorgullece y a la vez desgasta mucho, ambas cosas, es remar contra la corriente. Conlleva a que las instituciones no entiendan ese acto bello, nos enfrentamos a gente que manipula este acto de educación poética. El poeta, el artista también se ha vuelto capitalista. Cuando vemos una acción como la de ustedes, los colectivos, vemos política pura, la palabra caminando, el verbo hecho carne. A mayor conciencia debería haber mayor humildad y belleza. A menor conciencia, más distanciamiento, más personaja o personaje, menor palabra libre. Todos tenemos un discurso, pero eso no vale, es la acción lo que sirve, uno no es lo que dice, uno es lo que hace. (…) Las palabras son música, son vibrato, es memoria, historia, traen consigo una sintaxis que fue esculpida lentamente, no son cualquier cosa. Este asunto de publicar y publicar, como si el mundo se fuera a acabar, como si tuviéramos que ganarnos una coca-cola… bueno, si alguien quiere hacerlo, está bien, pero sentémonos un rato a disfrutar la memoria de un árbol que va a ser la futura hoja, la memoria de una roca, que va a ser la que nos golpee la creatividad. Partamos por reflexionar, por unir fuerzas. Compañeros artistas, no todo es lucro, no todo es ganar. Primero ganémonos a nosotros mismos.
- ¿Qué rol tiene la poesía en estos tiempos de cambio social?
- Mucho tiene. El otro día leía a un japonés que decía cuando tienes un problema escribe poesía, porque cuando lo haces, físicamente tus arterias se relajan, sueltas todo. En este tiempo en que la pandemia y todo lo que hemos vivimos nos ha golpeado, lo cual no es visible por las personas quienes tienen privilegios, esto lo puede entender un obrero o cesante. La poesía es un buen subterfugio, un lugar donde poder descansar. Siempre he pensado que deberíamos hacer un libro entre todos, un libro que jamás deje de escribirse, aunque digan esto está incorrecto, tiene mucho adverbio, pero dejemos al lenguaje tranquilo, dejemos que las palabras se equivoquen, pero no desde la ignorancia, sino desde un posicionamiento. Así como las mujeres, que en estas últimas décadas han levantado su voz y nos hace muy bien, porque esa voz va a ser para los futuros hombres, nosotros ya estamos jodidos. (…) No necesariamente todo es técnica, o copiarles a los norteamericanos, que tienen una poesía maravillosa, que me encanta, la enseño. Pero ojo, por favor, nosotros tenemos una tradición enorme, tenemos a la Gabriela, a la Elvira, a la Soledad, nos tenemos a nosotros. Una de las cosas que me gusta mucho de la poesía oriental es que respetan su historia, sus tradiciones. Si bien nos nutrimos de una poesía universal que es maravillosa, podemos lograr voces. Zurita lo logró, y ha tenido reconocimientos, también la Gabriela. Pero si una persona se sienta a escribir, no es solo para recibir aplausos. Hay que dejar libre la palabra, a veces nuestras conductas son un aliado para este sistema neoliberal, que tanto daño nos ha hecho.
- Tu poemario Tecnopacha tiene mucho de esto, se perciben tus ganas de dejar libres las palabras, pero con un gran esfuerzo en medio de un capitalismo devorador.
- Claro. El libro cambió mucho, desde la primera edición a las últimas. Antes decía “escribo creacionismo sucio” (ríe). Pero no es malo, nosotros vamos cambiando con el tiempo. Sigue la idea central.
«…un verso nunca se termina de escribir. Ojalá otra persona le ponga una palabra.«
- dOPING hISTÓRICO es el proyecto en el que se enmarca este libro ¿todavía sigue en pie?
- No, dOPING hISTÓRICO es un libro, sólo uno. Lo hice ahí jugando, porque me gusta Ezra Pound, Maqueira, Zurita. Pero cada vez que me di cuenta de que estaba haciendo una obra, pensaba que no quiero una obra. Los cantos de Ezra Pound son obras monumentales, por lo tanto, creo que he ido bajando ese acelerador, quiero algo más tranquilo. No he publicado mucho, vienen libros, pero lo que he escrito lleva ya tantos años, son del año 2000, que me siento súper orgulloso de haberlo hecho descansar, para uno, ya a una edad mayor, tiene que sentarse en el árbol, mirar la roca, enfrentarme a este lenguaje que ya no es el mismo. Tengo la posibilidad de destruir todo y armarlo bien o simplemente potenciarlo. Eso es bueno. A mis alumnos y alumnas les digo que no me lean, no me interesa generar escuelas. No está bien. Un buen profesor no condiciona, abre puertas. Hay poesía tan maravillosa en el mundo, que uno les dice no me lean. Es verdad, uno va en pañales, lentamente. Eso da la posibilidad de equivocarse mucho. El aporte no debe ser sólo estético, sino también de pensamiento, de filosofía. Darle un espacio, porque un verso nunca se termina de escribir. Ojalá otra persona le ponga una palabra.
- Me llama la atención esto de desmarcarte de hacer una obra. Ahora, si tus textos han adquirido madurez, con todo lo que has leído, con tus vivencias ¿qué viene ahora?
- Viene otro libro, en España, se llama “Montparnasse La Victoria”. Publiqué un adelanto, recientemente, en el festival de Lima Primavera Poética. Se llama “La primera Calle”. Es un libro grande, que escribo desde el año 2003, que estoy depurando. En este instante escribo algo muy intimista, con una voz muy sencilla, para darnos cuenta de que no solos una sola voz, somos una multiplicidad de voces. La voz puede ser muy llamativa, por su musicalidad, he estado experimentando distintos sonidos. Para mi la poesía africana me ha abierto bastante la cabeza, como la poesía de nuestras raíces, la poesía wayuu, la poesía mapuche. Pero sobre todo esa sensibilidad, estamos viviendo tiempos en donde ya no podemos seguir siendo los mismos, hay q levantarse del encierro siendo algo distinto. Si seguimos con nuestros mismos errores, no. Hay que pensar y reflexionar, la poesía tiene mucho que ver. Ya no podemos ser cuicos diciendo que llevamos la pobreza en nuestra espalda. Una palabra se debe vivir para ser escrita.
- Me gusta tu idea de destruir al que fuiste en el pasado, decir no quiero tener un sello, ni hacer escuela…
- Quiero tener una escuela en el sentido de la libertad. Llamarle escuela tampoco es un nombre que me encanta, pero sí es como hablar de la descentralización, cualquier persona lo va a entender. Cuando hicimos Descentralización poética en el 2008, estuvimos en muchas partes de Chile, en muchas poblaciones. Caminamos con la Elvira y el Pepe Cuevas por El Cortijo, en distintos lugares, también leímos en el desierto, no para alguien, sino leerle al desierto, a esa energía tremenda. La educación no solo está en la sala de clases, sino también en la acción. El festival de poesía de Medellín es una instancia de educación. Para mí, los festivales son eso. Cuando una persona los transforma en otro tipo de cosa, no está bien. Los festivales son educación urbana masiva. La palabra vibra, viaja, y llega a una sensibilidad. No es utopía, algo pasa con eso.
- Uno de nuestros oyentes quiere saber qué opinas de la academia, en base a la polémica que se generó por los artículos de Lorena Amaro.
- Ella es una académica muy inteligente, no he leído los artículos en sí. La academia como tal no ha aportado mucho a la democratización de la poesía, pero hay académicas que sí han aportado. Hay que separar a la academia de las personas. A la academia le haría muy bien salir de la academia, no hablar de la pobreza sin conocerla. Proyectos como “La cimarra poética” de la académica Ana María Baeza, fuimos a dar clases a distintas poblaciones. No fue fácil para los académicos enfrentarse a los niños de una población, pero lo hicieron, esos niños no eran nada fáciles, pero aperraron y lo hicieron. Esos proyectos deberían continuar por siempre. Se necesita la descentralización. En las poblaciones, en los lugares apartados se necesita la palabra. Se necesita el feminismo para las niñas hoy en las poblaciones, y mucho. Los niños y niñas pueden escribir, su memoria está fresca, su imaginario, libre.
Pueden encontrar la transmisión de esta entrevista completa en el Instagram de @colectivxchoroy https://www.instagram.com/p/CE-iT1mJi7p/ parte I… Leamos ahora 2 poemas que nos comparte Oscar…
EN LSD
Llegué al Parque Araucósico
en donde me detuve como
un esqueleto platinado:
un mar seco tratando
de remar sobre la lluvia.
Como si bebiera Terremoto
en el Solárium Viña del mar,
o posara de lo lindo en las
pasarelas El Cortijo
y me vieras virreina
y notaras lo Real Capitalista que soy
y me regalaras el territorio de los árboles
en una de esas aprendo, estafo o jodo
al instante de saberme luz
o raíz
o persona.
de puro punk londinense
me puse a escuchar Pinochet Boys
en un Bar del barrio Madison López.
Estaba bien en Cannabis y lo único que hacía
era bostezar.
Entonces vi a unos chicos
hiphopear un poema del Tecnopacha.
Trazos de la Revolución Consumista.
Puro adjetivo sustantivo, qué se cree.
Los miré a los ojos y les dije:
vamos a escribir sueños al mall.
Caminamos de una convertidos en nubes,
paraísos artificiales bien tecnológicos,
soldados otakus.
Robamos ropa bien top en algunas tiendas
mientras el sol fusil nos tatuaba los pelos
de la cabeza.
Nos masturbamos frente a una vidriera San Rafael,
escupimos cuánto había de escalera cerro
y de shopping me robé mi tan anhelado
caballo-moto, a todo headbanger poético
a todo texto fantasma.
Me aburrí y distancié
como las tortugas de mar
de sus crías.