Después de 12 meses de convocatoria, compartimos una breve selección que será parte de la Cimarra Feminista.
Gracias a todas las mujeres que participaron con poemas que nos hicieron vibrar y que esperamos ir publicando poco a poco en la web.
Ahora compartimos con ustedes poemas de Valentina Stark, Esther Pardo Herrero, Cinzia Mazza y Paloma Raskovsky.
MEMORIAS DEL AGUA
A Petorca
Mutilado venía el cuerpo del agua:
descendía, gimiente, desde las
cumbres mientras sangraba, azotada e
invadida de placeres y plásticos
mandamientos.
Arrebatados los remolinos de sus corrientes
cayó prisionera en los bolsillos de los
hombres: fue ultrajada y vendida por leyes y
decretos. Encadenada su ánima a los caprichos
de las oscuras Metrópolis.
Avanzó cabizbaja bajo los puentes,
e infectada de basurales y heces,
siguió el cauce de los designios
humanos.
Ebria de húmeda inocencia,
fluyó día y noche en laberintos sin
salida, como un hilo incandescente,
Trastabilló agonizante entre las piedras y
con su último aliento abrazó la siembra;
brotó así la semilla, creció el fruto prohibido
y alimentó en su seno hasta el fin
la hegemonía erosiva de los hijos de Eva
que perdidos quemaron el paraíso.
Por Valentina Stark
soy la bruja
que te hechizó
para controlarte
gualichera
chupasangre
soy la bruja
desvirgadora
de castos
le’ hago ver
la cara al diablo.
soy la bruja
de la boca caliente
escupo fuego
aguardiente
soy la bruja
la jabru já já
la morsa de tu señora
la que te gede
lechona
chusma
conchudita
rompehuevos
en la calle me gritan bruja cuando te arrastro de la mano
en el bar me cuchichean bruja cuando te voy a buscar borracho
es la bruja
pobrecito
quemenlá
Por Paloma Raskovsky
Entre sol y lluvia
Mujer se hace….
¿Cuando es que se empieza a ser mujer?
El primer escalón, dieciocho años, un bolso lleno de sueños, la vida dentro, un rugido al cielo, respirando libertad; disponible para amar, quedarse afuera, perderse, viajar. Todo fácil, todo inmediato. Una minifalda, labios rojos, cabello pintado. El amor en la playa, una mujer y un hombre, una mujer y otro hombre, fuera y dentro del corazón, vivir y morir en un día, sobre la cama de la ingenuidad.
Mujer a los dieciocho años, la fuerza de salir hasta el cielo, el coraje para saltar al vacío, sin saber todavía que hacer en la vida, pero con el paso seguro en cada calle. Sin planear nada, instinto e inconsciencia. Dentro, un cuerpo que no tiene paz, trastorno, lagrimas y saludos. El nuevo en cada día, un abrazo caliente, complementario y distinto. Ser mujer a los dieciocho años, otra pieza del mosaico.
Por Cinzia Mazza
Soy todas las mujeres
llorando
junto al fogón
en silencio
tendiendo
la ropa en la cuerda
o barriendo el suelo.
Soy sus lágrimas
mezclándose
con el polvo.
Soy
todas las espaldas
anudadas
de tanto esconderse
y reducirse
a un refugio.
Soy las mandíbulas
atornilladas
el insomnio
de los cuerpos
congelados
y el cansancio
que no desaparece.
Soy la búsqueda
y la estrategia
de la huida.
Por Esther Pardo Herrero
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