Poesía del Hambre: por pan, salud y trabajo

La consigna pasada de Piño Choroy fue «hambre: por pan, salud y trabajo» y nos han compartido sus versos Ninfa María, Diego Amapola, Cata Amaire, Luis López y Gonzalo Robles, gracias por sus excelentes colaboraciones.

El colectivx y La Cimarra los deja invitados a participar del próximo llamado para el jueves «De cara al suelo: poder e insurrección»

Ahora los dejamos con los versos.


SOBERANO HASTÍO

La única verdad es que siempre habrá mentira

Yo no juego si no es sabiendo que voy a ganar

y si así pienso yo

-que solo soy una cuenta rut más-

imaginen entonces lo que hacen los dinosaurios

cuando están reunidos allá donde el sol

aparece mucho antes que en la periferia

.

Se los voy a decir una vez

y no se los voy a mandar a decir con nadie:

el insomnio que nos da esta desesperación

no duerme ni deja dormir

y nuestra dignidad

no cabe en una caja.

Por Diego Amapola


ÁRBOL

A la espera de la primavera

brillosas y libres al sol

las hojas desentendidas

se resisten a compartir la clorofila

necesitamos ser verdes

más verdes , dicen

si no, perderíamos nuestra belleza

nuestras flores, los primores

.

Lo de arriba nutre a lo de abajo

decía el capistilismo

mientras más flores, más fuertes las raíces

brindaban los poleníticos

hace 240 años

con sus copas llenas de néctar

.

La savia reencausada en diques

elevó la producción de paltas

dejando a la tierra seca

.

Las raíces trataron de comunicarlo

con marchas de hormigas

vía corteza

las hojas desentendidas

le llamaron resentimiento

es por vernos tan bellas , dicen

¡deberían trabajar más para no estar resecas!

.

La savia por años escaseaba

hambrientas raíces solo del suelo chupaban

el tronco gritaba hacia abajo

ya vendrá la primavera

¡ya vendrá!

y llegaban alergias, pero no alegrías

los flujos unidireccionales seguían

las únicas flores que conocieron los de abajo

fueron las marchitas

.

La savia inexistente dejó venas secas

buscando con qué llenarse

se colmaron de rabia

El tronco intentó suplantarla

con su supuesta labia sabia

que realmente no posee

sobrevuelan moscas por sus palabras hediondas

.

Arriba

las hojas gritan, escandalizadas

¡moscas! ¡que Jardinero se apiade de nosotros!

Recuerdan este momento

lo vieron en películas

donde todas las hojas caían

a ese lugar rancio

Les horroriza la idea de suelo

¿Cómo callar raíces duramente entierradas​

encochinadas entre enfermedades y deudas

que se les pasean zancudas?

El capistilismo no sirve

¡queremos ser savias!

gritan los maderos quebradizos

Las abejas rezumban a las 21 horas

El árbol está a punto de caer.

Por Ninfa María


Ver cómo se aceleran los procesos de cambio, me genera nauseas. Observo sociedades completas pasar hambre y sed. Pienso en Ramona, pienso en George, pienso en millones de individuos que ya no pueden luchar. Tengo la oportunidad de mirar y quejarme, mientras yo no vivo esa realidad. Ayudo, creo, muestro, genero, enseño, explico, busco oportunidad para que mi mano sostenga la lapicera cual espada. No importa mi nombre porque todavía no he caído.
Sociedad, comunidad o tribu. Encontrar mi identidad en la pertenencia fue lo primero. Ahora, las redes que me sostienen se estiran y anudo, anudando ayudo, pero mis manos se cansan. Mis ojos se cierran de sueño y, a veces, creo que preferiría no ver. Pero lo hago, vomito dagas para intentar que todes lleguemos a tener con qué cortar el pan que nos corresponde.

Por Cata Amaire


ASEPSIA

La pulcritud de los muros

de la residencia del ministro

no desentona con su delantal médico.

Las alacenas rebosantes de alimentos

hasta el aire que respira es limpio.

.

Origen del daño ocular

miopía que impide ver

más allá de sus narices

de las dependencias de Clínica Las Condes

o del patio del colegio particular de infancia.

Nunca salió del horroroso barrio alto

ni del linaje burgués.

.

Ni en sueños imaginaba

ese otro Chile que es su Chile

escondido tras discursos mediáticos

para impedir que la podredumbre tizne

las camisas Polo o sus lentes GMO.

.

Ministro, en los conventillos que usted no ve

chilenos sufren por el hambre

huelen a orines y las zonas pudendas

duelen por el hacinamiento.

.

Los ojos de esos que no conoce

tropiezan con las mismas caras

día a día hasta la psicosis

el Covid- 19 debilita sus pulmones

la peste abraza sólo a los márgenes.

.

No se trata de alienígenas

ni de chavistas venezolanos

los que remecieron conciencias en octubre

son aromas pestilentes, emergen

ante su descaro de reconocerlos

cuando la carne ha sido infectada

y no se le arruga la piel

en vociferar al país el sincericidio.

Por Gonzalo Robles


AGORAFOBIA

Entre cuatro paredes

un techo y un piso

la vida se ha convertido

en un cubo cerrado

Dios juega a los dados

con nosotros dentro

O somos una canica

de esas esferas nada celestiales

que ruedan sin destino

tras el golpe del taco en la mesa de pool

que chocan unas tras otras esperando

no caer en el vacío de la buchaca

No puedes escapar de este inmenso acuario verde

el océano de vidrio de chapoteamos

un planeta canica que está a las puertas

de un agujero negro

importa el color?

 Seguimos dentro y quizás nunca supimos

quizá nos guste más de los que creemos

como cuando vamos al mall a encerrarnos

con todos los demás maniquíes sonrientes

.

tal vez seamos la oferta de la semana.

Por Luis López

lacimarra

Revista La Cimarra, difundimos el arte para reivindicar lo que importa

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