Jessica Sequeira poema al Bar el Manzano

La poeta Jessica Sequeira nos deja su poema «Al Bar el Manzano» escrito tras su paso en la noche de poesía al cannabis y tantas otras noches de las cuales ha compartido en ese bar mágico.

Ubicado en la arteria del barrio ñuñoino, justamente a unas cuadras de la plaza Ñuñoa, este bar te transporta justamente a esa atmósfera fuera del tiempo y el espacio. Un lugar perfecto para las reuniones.

El bar donde se dice bebió el poeta bebedor por excelencia Jorge Tellier y que aún sigue brindando de exóticos y clásicos brebajes. No faltará el navegado de invierno o el borgoña de verano, cargado a la frutilla. Y no me hagan hablar del barros luco, un manjar, sin duda debe ser de los lugares que mejor preparan la mezcla de carne, queso y marraqueta. Una delicia. Igual que el siguiente poema:

Poema Para El Manzano

Eres el bar de los poetas,
y en tus paredes se encuentra todo,
carteles de divas de los 80,
pancartas de clubes de fútbol,
retratos de escritores.
La pluma gigante
de un pájaro azul desconocido,
adornado con cuentas.
Una acumulación de cosas y recuerdos,
un lugar para hablar, beber y vivir,
no del arte,
raspado, arañado, agarrado
por las palabras.
Suena una voz profunda,
luego una dulce.
Tonos, percusiones.
Versos escritos y leídos con pasión,
no monotonía.
Palabras que matan en lugar de agonizar.
Una siembra
de sombras y versos.
Poemas sobre fumar,
poemas políticos.
La búsqueda de
una coherencia lateral.
Cuando las personas
se agrupan en un espacio pequeño,
suceden cosas inesperadas,
por suerte o por casualidad.
O por embrujo.
Puertas abiertas con presencias,
tangos superpuestos a cuecas,
melodías balcánicas
con cumbia villeras.
La posibilidad de combinación
o ensamblaje.
Se sirve vino tinto caliente
en una taza de Piolín
con rodajas de naranja,
azúcar y especias,
para esta noche aún no tan fría,
donde todavía puedes sentarte
en un banco,
o al costado del camino,
o en un escalón frente al kiosco,
cerveza en la mano.
Esta noche nos ciega
o nos despierta,
nos ayuda a fluir
con el acompañamiento de un tango,
en compañía o en libertad.
Qué hacer con estos pliegues,
estas jarras de borgoña,
estos sueños compartidos.
Estos terribles baños.
Estamos aquí con amigos y hermanos,
las cabezas llenas de amores
y dentro de unas horas
sabemos que
vendrá el sonido de una alarma,
la promesa del café,
la compra de una barra de pan.
La búsqueda de un lugar de estacionamiento
en una carrera loca
por estar ahí sentado a las nueve.
El brillo apagado
que se encuentra en los cielos del amanecer
aparecerá una vez más
en los ojos frenéticos, atados al trabajo.
Pero por ahora estamos en ti,
nuestro bar de poetas,
en un sueño compartido
de pajareras vibrantes.

Por Jessica Sequeira

Jessica Sequeira por Charles Carrilli

Puedes quedarte haciendo la Cimarra:

lacimarra

Revista La Cimarra, difundimos el arte para reivindicar lo que importa

Esta entrada tiene 2 comentarios

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.