Entrevistas poéticas del Piño Choroy

Por Diego Amapola

La presente conversación con Camila Mardones pertenece al ciclo de entrevistas de septiembre. Estos ciclos tiene por finalidad generar una cercanía entre público y variados personajes ligados al ámbito de la cultura y las artes. De esta manera, buscamos abordar temáticas relacionadas con sus obras, pero también con su visión de la sociedad actual y de cómo el oficio y la profesión artística actúa o debe actuar en estos tiempos. Las entrevistas se realizarán por el live de Instagram dos veces al mes, alternándose con las habituales «Lecturas a pantalla abierta», en donde, como siempre, todxs están invitadxs a compartir escuchando o leyendo versos y prosa, les dejamos la entrevista.

– ¿Cómo fue el proceso de escritura de “Cautiverio”?

Ese libro fue raro, es raro, porque cuando lo escribí no estaba pensando que estaba escribiendo un libro. Era muy chica cuando se publicó. Fue algo que igual me tomó como por sorpresa. En el momento en que lo iba escribiendo no pensaba que iba a ser ese libro. Para mí lo que significa es que ha ido mutando con el tiempo. Algunos poemas, pensaba, que eran de amor, pero hoy lo veo incluso como una representación de vínculos traumáticos. Pensaba que hablaba más de infancia y con el tiempo veo que habla más de muerte. Para mí es un libro super iniciático.

– El concepto de cuativerio ¿tendría algún alcance simbólico con lo que sería el encierro hoy en pandemia?

Pensando que existe este vínculo traumático, creo que sí. Es el lugar seguro, pero afuera me dicen que es tremendamente amenazante, entonces ¿dónde estoy bien? Es un rollo medio cuático. Hoy fui al centro a equis cosa y todo repleto de gente. Obviamente estamos arrojadxs al trabajo y a las demandas neoliberales, pero bueno, el estar encerradxs tampoco nos dio la paz y la seguridad que debiésemos sentir en el supuesto espacio seguro. Está muy bien instaurado el estado de alerta: afuera está terrible, si sales te asaltan, te agarra un virus, el sistema nervioso se vuelve loco. Casa-afuera-casa-afuera… Para mí el cautiverio en el que hablé hace tiempo tiene que ver con eso también, en el que ninguno de los escenarios posibles se te presenta como buenos, porque hay una pulsión de muerte atrás. Está el recordatorio del peligro, de que no tienes lugar; te empiezas a transformar en las rejas que te contienen, en este caso te transformas en el hashtag “quédate en casa” y bueno, en mi casa me sacan la mierda o no tengo casa o me la pueden embargar. Todos tenemos casas tremendamente conflictivas. El concepto de hogar es conflictivo. El hecho de que haya aumentado la violencia intrafamiliar, por ejemplo. Es como el león de Madagascar cuando le muerde la pata a su amigo y luego le pide perdón. Ahí está el vínculo traumático. Es complicado tener que convivir con alguien que te llevas mal. Ese cautiverio puede ser contigo, con un familiar, con un recuerdo.

Poema del libro Cautiverio:

Volver al páramo de los búhos vigías
para calmar el miedo del nadie vigilado

comienza aquí la súplica del nacido

    en cautiverio.


La construcción de atalayas en el parpadeo de mis labios
responde al temor
                    el suceso sin vigilancia es un perro destripado

Tu canto escondido en mi canto

               no es más que una herida queriendo ser lengua

Escucha:

hablo a ti cuando digo suceso


Yo estoy aquí porque soy el ángel de las venas
      yo estoy aquí por el asco del cuerpo
            yo estoy aquí por el amor a lo impracticable
                  yo estoy aquí por este corazón en llamas
                        yo estoy aquí para volver a hablar
                              sin tener sangre en las uñas                                   


Yo estoy aquí escondida de nosotros

Temo el accionar sin vigilancia
todos amamos el sometimiento
nada bueno he aprendido yo sobre la libertad

Estoy aquí escondida de lo posible


Escucha bien:
           cuando digo suceso invoco a tus posibilidades

volver a meterme la biblia en el ombligo
apuntar al delito con rosas y tenedores
                                                         abortar esta tristeza

Nacida en cautiverio, me declaro 
hombre de buenas costumbres
perra santo                          tierna mendigo  del caos
                    caminar sola me hace amar 
aún más
             los atalayas


Estoy aquí haciendo uso de mi derecho
a odiar la libertad de los vasos de agua
a amar los abrazos violentos
              que conmemoran el sabor de la pureza

Estoy aquí escondida de lo capaz
no quiero mirar a los ojos

                al dios que creó la muerte de las cosas


Escucha bien 
porque todo suceso puede ser suceso universal

Necesito el reloj del conejo y el gato
necesito la infinidad

                            el momento

                                la altura de la caída
necesito recordar el lugar

donde mis huesos  decidieron ser cadáver
necesito abortar esta tristeza.

– ¿En qué estas trabajando actualmente?

“Cuando habitemos el agua” es el nombre -hasta el momento- de mi próximo libro. Lo empecé a escribir cuando decidí irme a Argentina, estuve unos tres años allá. Estoy tratando de separarlo por capítulos. Algunos contendrán figuras de las ciudades, del exilio, de vínculos familiares. Otro capítulo es una especie de extensión en donde se piensan las casas como un cuerpo que funciona, de un todo y del desplazamiento del ser como parte de un sistema. En ese sistema está la arquitectura y están los huesos; los dos tipos de arquitectura y soporte de la ciudad, que son el cuerpo y la calle. Y bueno, obviamente está la humedad, el bosque, que uniría el agua pútrida del grifo de la esquina y el rocío, por ejemplo. El agua está en todas sus versiones, es lo más puro y la que da más seguridad.

Poema de próximo libro Cuando habitemos el agua:

Quise subirme a un coiwe

y desde su rama más alta escribirte

un poema

Mi cuerpo alado aún recuerda

el idioma de sus captores.

Como humana y como ave emprendí vuelos

                          mi voz siempre fue barlovento

Desde esta cima pienso en tus abuelos

cuya bandada se creyó desorientada

al momento de corregir el vuelo.

La exhalación de la cordillera reconoció tal valentía

Y en tu hermana exiliada pienso,

  pájara que zurca las latitudes de la violencia

     para recuperarnos la calle y la noche

     regalarnos algo del viento frío que golpea su vientre

Todo es verde y es silente desde esta rama.

Yo quisiera mirarte, acaso de una hoja agarrada

en silencio para no inquietarte el descanso

con calma, para no revolverte la herida.

En tu canto creo porque es viaje y es también quedarse.

Creo en tu grito porque él renuncia de sí mismo

se contradice y rectifica

no hay vergüenza en su vuelo

Tu silencio es el silencio azul

del tambalear de esta rama.

El pensarte es el bosque y la sinceridad de la savia

y también es la luz que visita a la hoja y se queda

en partículas dolorosas y danzantes

para traerte la buena nueva de su brote

Traje mi bestia a esta rama.

Mi animalidad nunca pudo olvidar

la ternura de tu aullido

Hoy no conozco otro idioma

más que el idioma de la humedad

y nada de ello importa aquí:

hemos aprendido de la resiliencia de los bosques

Quise escribirte un poema.

estoy queriéndolo ahora.

El coiwe susurra

un canto inaudible para los cazadores.

.

– ¿Cómo relacionas la poesía con la pedagogía?

En lo práctico confluyen en el punto en que hago talleres literarios. Creo que muchas cosas actitudinales se encuentran, tanto escribir como aprender cualquier cosa. Porque para mí ser profesor tiene que ver con acercar y facilitar algunas cosas. Hay muchas relaciones dando vueltas en el proceso. Como pasa con la poesía, es una cosa en espiral, porque va creciendo. Eso es la poesía y eso también es enseñar. Siempre se suma: tú y yo hablando y este espacio se irá haciendo más rico. Me gusta mucho comunicar. Soy inquieta y en la pedagogía he encontrado algo que es bacanísimo, que es poder ver esa riqueza del otro. Es algo muy desafiante para el otrx y para uno. Podemos aprender mucho, pero bueno, a mí me toca la poesía y la Historia.

– ¿Dónde estabas para el Estallido Social?

Estaba acá en Santiago. Esos días fueron, en lo personal, re angustiantes. Me pegó un montonazo. Me afectó mucho. Fue duro. El nivel de violencia policial, ese terror institucional, estatal, a medida de respuesta, me parece terrible. Odio que las respuestas institucionales sean violentas. Fue muy potente octubre. A muchos nos devolvió las ganas de vivir, pero infundada en una rabia. Sentir el compañerismo y sentir unidxs porque te sientes en un mar de violencia… Recuerdo cuando mi mamá me habla de la dictadura y decía que claro, era bueno estar en unión, pero qué terrible que el motivo de unión sea básicamente por los otros, los no deseables. A mí octubre me afectó bastante porque tocó muchas de mis fibras, de mi energía corporal. Esto de estar con lxs demás y sentir su energía. Esa energía ayudó a continuar, creo que debemos continuar. Ahora, hay que pensar cómo se van a llevar los procesos institucionales con tanto miedo en las calles. Hay mucho temor. A veces ese temor dificulta dibujar el paisaje que está detrás. Siento que la pandemia en el tiempo en que se dio viene a conflictuar bastante… o quizás a enriquecer la relación que tiene esta ciudadanía con sus instituciones. Ya había rabia, ya había crisis. Ahora el asesino de Norma, por ejemplo. Cómo se va a armar esto con los asesinatos, con los conflictos en el sur, con los problemas sanitarios. Con tanta hambre, con rabia, con rabia, con rabia y con miedo. Yo vuelvo al miedo, porque algo que hace que unx se quede en su casa es el miedo.

– ¿Qué crees que va a pasar en octubre?

Yo esperaría que haya menos muertes por Covid. Que haya manifestaciones y no haya muertes por represión policial. Que la institución policial se refundase y no tuvieran femicidas en sus líneas. Que la educación se refundase y no hubieran femicidas en ninguna parte. Y que pudiese haber una nueva constitución que aceptase la pluralidad en la que vivimos. Que algo de esa dignidad que se pedía en tanto ámbitos se viese. Pero temo que mis deseos no son órdenes. Ojalá que sea lo menos malo posible. Sin embargo, me tiendo a poner un poco negativa cuando de hablar de gobiernos de derecha se trata. Nuevamente el vínculo traumático. Vas a volver a tener esas relaciones con sus normas, con sus milicos. Y es como para decirles “pucha, la última vez te portaste re mal, me sacaste los ojos, le disparaste a mis amigxs, no te portaste bien, me cuesta mucho creer en ti. Después me pediste quedarme la casa…” Hay cinco mil muertos debajo de la alfombra, empecemos a hablar claro.

– ¿Cuál es el rol de la poesía en estas problemáticas sociales?

Para mí toda poesía es poesía política en el sentido que interviene en su contexto, se recibe de cierta manera y el decir interviene en lo social. El decir, el pintar interviene. Me cuesta mucho pensar en que una manifestación artística no intervenga. Incluso puede intervenir por su falta. Pensemos en el siglo pasado, ¿el canon estaba compuesto por literatura que hable de la homosexualidad? No estaba instaurado en el canon, no se podía hablar de ello. Entonces hablaba por su falta. Siempre hay significado dando vuelta. No solo es necesario, sino que es fundamental: nosotrxs tenemos que intervenir.

Agradecemos por leer la conversación completa, ahora si llegaste hasta aquí, te dejamos un ultimo poema del próximo libro de Camila Mardones, Cuando habitemos el agua:

Nací verbo quebrado e insular

pequeña isla corrompida nací

con el vientre pegado al cemento maldito de las ruinas

y en el rostro balas-hielo

como ojos que iluminan el universo terrible

de la canción agua

.

Nací árbol donde el cachorro asustado se trepa

nací cachorro que trepa buscando nido

nací nido donde el agua es escasa

es polvo es golondrina herida

.

Nací escasez ebullición isla

ebullición nací

con el vientre pegado al silencio

al silencio

al silencio

.

Nací isla gravitatoria

nací gravitación que busca cama

-territorio seguro-

nací búsqueda

nací búsqueda

nací buscando un vuelo un puerto

algo que poner entre los dientes

.

En la búsqueda corrompí mi verbo

y en las ruinas y en los ojos

guardé la canción agua

la bala-hielo

Guardé tu canción antártica

entre mis piernas insulares

guardé tu canción antártica

para nuestro baile ritual en la hipotermia

.

Para nuestro baile ritual en la hipotermia

guardé la Antártica

toda ella me llevé en las palmas

y ese ruido pobló este andar inescrupuloso

.

El baile de quienes queremos perder el nombre

el nombre de los caídos en la batalla del agua

el dolor del Pacífico, del Atlántico, del Índico

con ese dolor poblé las latitudes

todas ellas poblé

en un mapa donde siempre perdemos la orilla

pero nos encuentra la búsqueda

nos sorprende el puerto

los dientes se colman de líneas fugitivas

y el escape se torna hermoso

.

Escucha bien:

¿soportas la belleza?

¿soportas la belleza de una isla que escapa?

¿soportas la belleza de una isla que escapa de sí misma?

.

Nací verbo quebrado e insular

pequeña isla corrompida nací

y en el pecho una caverna

que soporta la violencia del barco perdido

que adora el vidrio que lleva el mensaje

a otra isla

a esta isla

a cualquier isla

.

Lo que brilla es el mensaje

lo que brilla es el vidrio

lo que arde es el barco estrellándose en la arena

lo que arde es el ruido del barco

estrellándose en la arena

.

Y en este pecho caverna

cabemos todos nadie cabe

nadie entra

todos somos la caverna

.

Nací árbol donde cuelgan zapatos impares

nací mata donde se pare lo perverso

nací invierno en Santiago de Chile

nací madre a los treinta años

nací hermana expatriada

nací manos heridas

nací reloj de arena

y en su tic-tac indescifrable

todos los océanos buscan tu nombre

tu nombre para descifrar el andar entre medusas

tu grito originario para la caverna-pecho

.

Nací verbo duende escafandra

grito resurrección y recreo

mapa desdoblándose al son del baile de la muerte

niño pequeño envuelto en máscara de fantasma

niña pequeña escondida entre las malezas

.

Nací puerto

nací puerto

maderita rota nací

y te regalo este viaje

te regalo este viaje

este sonido ridículo

este poema que habla de zapatos impares

y nada más

de nada más te hablo

.

porque nada más me fue dado.

Muchas gracias a Camila por sus versos y a Diego por su entrevista, aguente choroyes.

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