Por Cata Amaire
Junto a La Cimarra, tuvimos la oportunidad de hablar con el activista, militante y escritor, Roberto Goijman. Este autor nos dio el agrado de responder nuestras preguntas de manera extensa y detallada. Gracias a ello, tenemos una clase de historia y política sobre Nuestra América. Debido a su vida llena de complejidades y obstáculos, como consecuencia de los procesos dictatoriales de América Latina, nos puede hablar de momentos y situaciones que son importantes para pensar que hoy no nos deberíamos enfocar en «rebelarnos» en contra del sistema corrupto, el cual solo vela por sus intereses, sino que deberíamos «revelarnos» como seres únicos sentipensantes con nuestra capacidad de observación, reflexión y manifestación de la realidad que nos circunscribe, para llegar a los movimientos reVeldes actuales. Todo eso y mucho más para ustedes, querido público de La Cimarra, en esta charla cargada de fuerza revelde.
- Tu obra poética es extensa, a pesar de que no hace mucho que publicas ¿Cómo fueron tus inicios y recorridos en el arte?
-Bueno… no sé a qué llamas poco tiempo, mi primer libro, La vereda rota, salió publicado en el año 1996, o sea, ya van más de 24 años. Ahora si te referís al tiempo que transcurre desde mis primeros escritos, allá por 1976, tenés razón; pasaron 20 años entre mis comienzos y la primera edición. Podríamos decir que mi extensa obra es producto de todos esos años de “descanso” poético. Ahora bien, cuando me refiero que comienzo a dedicarme a la poesía, trato de ser claro: Es el significado y la toma de conciencia de una nueva forma de vida. Es que allá, en la Patagonia, a mediados de los 90, se hacía difícil la comunicación entre los poblados y eso, de por sí, aislaba más a los poetas. Hablamos de una vasta región donde las distancias determinan. Ir a un Encuentro de poetas era recorrer cientos de kilómetros en auto o en micro, por ejemplo: yo que vivía en Trelew, entonces ir a Esquel era recorrer más de 600 km., a Neuquén 700, a Bariloche unos 800 y, si hablamos de Tierra del Fuego, ya pasamos los 1500 km. Hablamos de Patagonia donde uno convivía entre la soledad, los vientos, la estepa, y la lejanía de las grandes ciudades cosmopolitas. Entonces pensar ir a Salta (2300 km), o Tucumán (2000 km), ya era algo irrealizable. Y es justamente en aquella época que me integro al “Canto Fundamento”, hermoso movimiento cultural surgido de la confluencia de muchos músicos, cantautores, poetas, y que organizaba diferentes festivales artísticos. Estos duraban tres noches en las principales ciudades de la Patagonia. Ahí es donde veo la posibilidad de sacar una revista que refleje todo ese cantar y darlo a conocer. Es así como La yema del cráneo y el ojo. Patagonia / Poesía; se convierte en una hermosa realidad. Proyecto no sólo de difusión, también de contacto y rompimiento de distancia entre el público, los poetas y los músicos de toda la Patagonia, que incluía a La Pampa y al Sur de Chile. El primer ejemplar salió en octubre del ‘97, tamaño tabloide con 1000 ejemplares. En el número 4, ya andábamos por los 1500 ejemplares. Los diarios de las diferentes ciudades, sean de Trelew, Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia, Rio Grande o Ushuaia, publicaban también nuestras notas o las sacaban publicadas en sus suplementos culturales. Eso da una idea de lo que significó esa publicación en toda la región. Declarada de interés cultural por el Gobierno de Chubut, la municipalidad de Rawson y los Concejos Deliberantes de Trelew, Puerto Madryn. En Tierra del Fuego, es declarada en la ciudad de Río Grande.
En Buenos Aires, se sorprendían del Nuevo Canto y Poesía Patagónica, también de la poética mapuche de Elicura Chihuailaf y de Leonel Leinlaf, que salía publicada en forma bilingüe, y de los poetas de Chiloé. Era la época del Chele Díaz, del “Bardino” Domínguez, de Nelson Ávalos, de Liliana Ancalao, de Eduardo Guajardo, del Gato Osses, de Eduardo Paillacan, de Marcelo Falcón, del Mochi Leite o Pavel Oyarzun.
Ahí nace Ediciones Patagonia como productora, transcurría el año 1997. En el 2001, comienza la edición de libros, sus primeros títulos fueron de los poetas, Miguel Oyarzabal, Alicia Murguiondo, y Luis Astolfo. Ahí es cuando sale la segunda edición de mi primer obra La vereda rota, en 1996, había sido editada y financiada por una cooperativa de Buenos Aires. Hermoso regalo que me permitió entender que cuando los libros se venden y no se regalan, a los poetas nos puede dejar un considerable ingreso económico.
Los ´90 son la etapa de mi poética visceral, refleja todo el amor, la bronca y el desconcierto de una época (vivíamos la plenitud del liberalismo del gobierno peronista de Menem, y la caída de la URSS). Poemas escritos cuando era obrero textil y trabajaba en horarios nocturnos, de cuando me despiden y se pierde el conflicto después de 60 días de lucha y resistencia; ya había pasado mi año de lucha como Secretario general del Sindicato Gráfico del Noreste del Chubut en 1985; 10 años después me vería picoteando toscas a cuatro metros de profundidad, y culminaría haciendo fosas en el cementerio de Trelew. Es mi vida obrera, de luchador marxista. Y la selección de La vereda rota fue realizada por gente amiga que no tenía nada que ver con el ambiente literario. ¡Quizás por eso gustó tanto! Es el libro más vendido. Luego vendrá mi segundo poemario Humo petrificado. En él, queda plasmada la historia de humanidad, su surgimiento, sus orígenes. La piedra, el hombre, la escritura. Escrita en el trayecto de ida y vuelta a Bariloche, y que fue editada por la editorial Nueva Generación, de Bs As. Ahora bien, entre la primera obra editada y la segunda, ya tenía cinco poemarios escritos, dos serán publicados más tarde, tres todavía están inéditos. Hoy, tengo nueve obras poéticas por editar, y por momentos suelo revisarlas, eso me permite encontrar alguna cosita; es que el tiempo me ha llevado a que acepte corregir mi poesía y, por ende, ser más riguroso al trabajarla. Partimos que la base es: No repetirse, entonces uno va cambiando en la búsqueda de transformación de su poética. Igualmente mis escritos de los años ‘90 casi se mantienen intactos.
- Editaste la revista llamada Patagonia Poesía, que salió publicada durante diez años. ¿Con qué fin la hacías? ¿Cómo se relaciona con tu activismo y militancia?
La revista fue una forma de resistencia, primero junto al “Canto Fundamento”, luego ya en forma independiente. A través de las actividades y de las notas realizadas pudimos llenar un vacío de opinión, allí escribieron entre otros: Hamlet Lima Quintana, Elvio Romero, Osvaldo Bayer, León Rozitchner, Daniel Viglieti, Tato Pavlovsky, Nira Etchenique, Máximo Simpson, Edgar Morisoli, Joaquín Giannuzzi, Isidoro Blaisten, Luis Benítez. Publicamos notas extraviadas de Armando Tejada Gómez, incluso un poema inédito desconocido de León Felipe. Fuimos convocados a ser parte de la primera etapa de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, cuyo director era Vicente Zito Lema, allí repartíamos los ejemplares que venían de la distribuidora entre los estudiantes. Allí hicimos muchísimas actividades. Uno de los aciertos de la revista fue no solo publicar poetas patagónicos, sino abrirla al país y a la “Generación del ´60”, eran momentos en que lo social en el ambiente poético era mal visto. Es así que “El argentinazo” del 19 de diciembre de 2001 nos encuentra a la vanguardia, justamente el ejemplar que sale ese mes lleva como foto de tapa, a una guerrillera sandinista con su bebé en brazos. Y en la contratapa, el rescate de la revista “Barrilete” con el título “El hecho cultural por Excelencia es la Revolución”, dos semanas después de su presentación en Buenos Aires, se vivirá uno de los estallidos sociales que cambiarán la historia Argentina. Entonces la mayoría de las revistas exhibidas en los revisteros y kioscos al país, quedaron desactualizadas, no así la nuestra que tuvo un acierto generacional. En el año 2005, junto con Juano Villafañe, organizamos en el CCC, el repudio de los artistas, intelectuales y escritores, a la venida de Bush a la Argentina. Esa noche la sala estuvo llena, hubo que poner pantallas en la escalera y en las afueras del edificio. Ahí pudimos dar por comenzado el acto. La mesa estaba coordinada por nosotros dos y Patricia Díaz Bialet. A la finalización estaba invitado a viajar y ser parte del acto de Mar del Plata, donde hablaría Chávez y Kirchner, pero decidí no ir.
Es cuando Ediciones Patagonia comienza la trilogía de Poesía Social Argentina, que abarca los años 1956/ 2010, con dibujos de Felipe “Yuyo” Noé, León Ferrari y Pedro Gaeta. El equipo de ideas y selección estuvo a mi cargo, junto a Diego Mare y Vicente Zito Lema. Época que junto a Néstor Ventaja, repartíamos miles de volantes con poemas nuestros y de los poetas desaparecidos en las concentraciones. Recuerdo cuando fundamos el Canal 4, de Avellaneda, en cuya cooperativa nació el Frente Darío Santillán. Posteriormente viene “Carta Abierta”, pero en mi van a prevalecer las diferencias y no acepto integrarme. Eso significó que muchos escritores dejarán de relacionarse conmigo y busquen editoriales afines al gobierno. Sinceramente, no me fue muy bien en aquellos años; incluso fui amenazado de muerte en mi muro de Facebook por un retrógrado estalinista, decía que me cuide. Que mi cráneo iba a ser abierto como lo fue el de Trotsky. Todo por denunciar al Jefe del Ejército Milani, como represor.
- Se puede decir que tu poesía sostiene cierto contrato con la realidad externa. ¿Cómo consideras el concepto de mimesis dentro de la poesía y dentro de tu obra individual?
-Mi obra es muy dialéctica, incluso hay un título, La última página del año medular con poemas pensantes en el siniestro año 1976; también recuerdo un poema, “Los cinco sentidos de la abdicación” escrito en Santiago de Chile en el año 2014, es del libro Colofón. Bueno, en ese poema escrito a seis páginas, un poco se refleja la historia de la humanidad.
Sinceramente creo que pude encontrar la palabra entre un interior complejo y ataviado con ese otro exterior agresivo y salvaje de una sociedad hambrienta e impúdica como es la nuestra. Me enmarañé sin complejos con la metafísica; lo global me fue acaparando, profundizando las contradicciones, todo en la lucha por sobrevivir. Hubo momentos donde casi no dormía, mi ser coexistía perdido en una introversión poética fantasmal.
- Tanto en las ediciones de antologías como en tus inicios en la lectura poética en Paraguay, hay una visión colectiva de la literatura. ¿Podrías ampliar esta idea desde tu perspectiva?
-Es que la poesía brota como una necesidad de vida, en Asunción, nos juntábamos en una pieza de pensión a leer poemas, leíamos a Cesar Vallejo o a la Generación del 27. Éramos cinco o seis, solíamos escribir, entonces también leíamos nuestros escritos, era una forma de sentirse vivo ante tanta crueldad de los regímenes, y del gobierno de Stroessner. Lo primero que me dijeron cuándo entre al Paraguay fue: “La droga y la política son cuestiones de Estado, y a los comunistas se los tira desde un avión al río”. Después nosotros en la Argentina, conoceríamos los vuelos de la muerte.
La primera vez que oí hablar de Cesar Vallejo y de Luis Franco, fue en el Congreso fundacional del Partido Socialista de los Trabajadores, en el año 1972. Entonces yo tenía 19 años, y la poesía iba acompañada de grandes poetas revolucionarios. Recuerdo un reportaje a Roberto Santoro en el periódico Avanzada Socialista, justo cuando a Víctor Jara se lo asesina en el Estadio Nacional de Chile. Entonces lo colectivo forma parte de mi generación, ese nuevo mundo que anhelábamos lo sentíamos en carne propia.
- ¿En qué año te exilias? Y ¿cómo fue?
-Digamos que me voy del país en el año 1976. El 4 de julio fue una de las tantas fechas trágicas, donde las razias se apoderaban de la madrugada, y esa noche se secuestró y mató a más de cien personas, incluso se fusiló frente al obelisco; todo fue en venganza a la bomba puesta por los Montoneros en el comedor del Departamento Central de Policía. Y es ahí cuando me van a buscar, yo desde el año ‘74 estaba amenazado de muerte por la Triple A. Mi compañera estaba embarazada, la fecha de parto era para fines de julio. Y esa madrugada me llama mi hermana desde un teléfono y me dice que un grupo comando del ejército había estado en la casa de mamá y que pretendieron llevársela. Que no sabía nada más, que ella recién llegaba de estar con el novio. Y ahí fue cuando tomé la determinación de salir de la vivienda, y empezar a caminar con lo puesto junto a mi compañera. La noche la pasamos recorriendo bares y viajando. Al otro día, mi suegra -tenía las llaves del departamento-, aterrorizada dice que la casa había explotado; que una bomba había estallado. Luego vinieron dos semanas de total encierro. Perdí el trabajo, el salario, por lógica no aparecí más por ningún lado. Y una vez nacida mi hija Natacha, huimos al Paraguay. Allí estuve dos años. En el mundial de fútbol del ‘78 decido regresar.
- ¿Crees que hay una relación entre tu origen y tu militancia?
-¡¡¡Ay!!! De eso trata mi novela. Mi abuelo huye de la Rusia zarista después de la derrota de la revolución de 1905. Él se reivindicaba bolchevique y nunca entendió como logra el poder Stalin. Solía decir que el sucesor natural de Lenin era Trotsky. En 1945, como la mayoría de los socialistas, comunistas y anarquistas de la Argentina, se hace peronista. Fue la época de las traiciones del PC y del PS a los reclamos sindicales de los obreros en huelga de la carne, el derrumbe de José Peter como dirigente y el surgimiento de Cipriano Reyes. Es el fin del movimiento obrero clasista, allí comenzará otra era.
No puedo negar mi origen. Me encantaba escuchar a mi madre pronunciar en ruso Bandera roja, era una de las pocas palabras que le habían quedado grabadas. Tenemos en común el exilio, la diáspora. Él se escapa del zarismo, yo de la dictadura. Él recorrió el continente en busca de su identidad, estuvo en los EU, Brasil, Chile y Argentina. La abuela pario 8 hijos de diferentes nacionalidades. Yo he recorrido todo mi país y medio continente en busca de mi identidad, y tengo 8 nietos viviendo en diferentes provincias. El abuelo fue un ignorante campesino que hablaba cinco idiomas, ruso, idish, inglés, portugués y castellano. Yo siendo obrero, aprendí la lógica dialéctica. De ahí que cuando voy a las escuelas de las barriadas populares a dar charlas, me reencuentro con mi pasado.
Y cuando oigo la palabra patria, pienso en la mesa de mi abuelo materno, donde entre padres, hijos y hermanos, existían diferentes nacionalidades. De ahí que la patria-matria es universal. En absoluto puedo negar mi origen, menos no imaginarme un mundo sin fronteras.
- Has comentado que hay un proyecto de novela, ¿te gustaría contarnos de este proyecto?
La novela comenzó a escribirse en el año 2002, a propuesta de Nira Etchenique, quería que la obra poética Hospital Fernández y otros acontecimientos fuera desarrollada en novela; fue ella que me propuso que la escribiera desde mi ventana del 6to piso, mirando al muelle de Puerto Madryn. Y aclaraba que desde allí me soltara. La historia abarca a cinco generaciones, la nuestra, la de mis padres y abuelos. Al final, aparecen las generaciones de mis hijos y nietos. Es la historia de los inmigrantes, de sus luchas personales y las contradicciones, su moral y prejuicios, y todo abarcando fechas decisivas del país y del mundo. Todo tiene que ver con lo que sucede en las calles. Un siglo de protestas, de dictaduras, de revoluciones. Y ese comenzar de diciembre del 2001 se traslada a las movilizaciones de los años ‘70, a las del año ‘50, incluso abarca la Semana Trágica de 1918 y la Revolución Rusa de 1905. La historia la fui relatando en primera y tercera persona. La novela ya ha pasado por varias editoriales de Chile, España y México, y cada vez que va a ser publicada algo sucede. A fin de año, vence el contrato de edición con España, así que quizás vuelva a México.
- En México estuviste homenajeando a Elena Poniatowska, quien fue una inmensa figura para la política y literatura latinoamericana. ¿Cómo entiendes y explicas en ella su ímpetu de testimoniar y explicar lo que veía y cómo lo veían?
-Ella representa a esa Generación de los ‘60, no es casual que escribiera sobre los sucesos de Tlatelolco, esa masacre estudiantil del año 1968. El mundo estaba convulsionado, vivíamos la Guerra de Vietnam, era la época del Mayo Francés, la Primavera de Praga, el Che había sido asesinado en Bolivia y se vivía el esplendor de la Revolución Cubana. Hablamos de los años de la invasión a Santo Domingo por los marines estadounidenses. Ya nadie habla ni recuerda que invadieron la República Dominicana, y hasta la pequeña Granada. Se suele hablar del fracaso de toda una generación, pero no se dice que el enemigo fue brutal, que invadían países enteros y que la lucha era muy desigual, el mundo estaba repartido a partir de los acuerdos de Roosevelt (Truman), Churchill y Stalin, ese acuerdo se firmó después de terminada la Segunda Guerra Mundial, el pacto de la Guerra Fría, también fue determinante para que las revoluciones europeas sean aplastadas. Sin embargo, del otro lado continental, triunfa la Revolución China con Mao y se consolida Tito en Checoslovaquia. De ahí que fueron surgiendo organizaciones revolucionarias independientes a los partidos Comunistas y a la URSS, como lo fue el Castrismo. En ese contexto, todo levantamiento popular era violentamente reprimido por el ejército en las calles. México no fue la excepción, en la Argentina en 1969 se daría el Cordobazo, pero en México se masacró.
Todo régimen capitalista en peligro, sea el gobierno que sea, masacra a su pueblo cuando este se moviliza en defensa de sus derechos. Sucedió en la Argentina en 1919 en la Semana Trágica. La respuesta a la Huelga General dirigida por los anarquistas de la Federación Obrera, fue una brutal represión con fusilamientos en masa por parte del ejército; también surge la organización fascista Liga Patriótica, de ahí los Pogrom del barrio Once donde a los inmigrantes judíos se les prendía fuego junto a sus muebles y libros, o se los degollaba previa violación de las mujeres, esa tremenda cacería también iba acompañada por linchamientos en plena calle. Todo se daba al grito de: “Muerte a los extranjeros maximalistas!”. Y eso sucedió bajo el gobierno democrático de Hipólito Yrigoyen. En esos días hubo más de un millar de asesinados.
Los años 60 fueron determinantes en la lucha contra el colonialismo, el mundo era otro en aquella época. Quiero decir entonces que, Elena Poniatowska, fue parte de esa intelectualidad que se enfrentó a los procesos reaccionarios y de contrarrevoluciones. Yo siempre la he comparado con nuestro querido Osvaldo Bayer.
- Con tu sabiduria sobre el activismo y militancia política, ¿qué les dirías a quienes quieren reVelarse hoy?
-Uhm. Lo mejor es que cada uno vaya sacando sus propias conclusiones, se habla de la historia del movimiento obrero peronista y la CGT, pero se niega su historia, como si la organización obrera hubiese surgido repentinamente en el año 1946. Y esto no es casual, hoy hablamos de una burocracia sindical que vive en el lujo a costa de sus negociados. De ahí que se hace interesantísima la discusión habida entre la FORA V Congreso, y la IX. En la Argentina, se vivieron grandes períodos de luchas obreras; la gran huelga que comienza en diciembre de 1918 en los talleres Vasena, fue parte de esa historia. También están las luchas de La Forestal de los años 1920, en el Chaco, y la huelga rural en la Patagonia de 1921, y todas terminan trágicamente. Entonces vemos que hubo una clase trabajadora que junto a sus dirigentes, dieron la vida por sus derechos. Ese debe ser nuestro ejemplo, y no los burócratas traidores que conducen las organizaciones obreras.
- En un momento dices, o más bien, parafraseas: «mientras haya poesía hay esperanza, porque la poesía es esperanza», ¿Cómo se comprende esto dentro de los movimientos actuales?
-Suelo decir algo que le escuche a Vicente Zito Lema hace muchos años: Si hay vida hay poesía, entonces no todo está perdido. Y yo, en la mayoría de los viajes a México, hago ese planteo. Es muy difícil hablar de esperanza ante tanta muerte.
- Hace algunos años estuviste en México, además de conocer otras situaciones de Nuestra América, ¿cómo comprendes la situación actual de Latinoamérica?
Mi opinión es que una vez más se perdió la oportunidad, se la tuvo hace años y se la dejo ir, encima posteriormente se le “regaló” a la derecha el gobierno. Años atrás, los países emergentes latinoamericanos y del Cono Sur, cedieron y permitieron en plena crisis mundial que los monopolios saquearan una vez más nuestras riquezas, y vaciaran nuestras arcas. Y eso sucedió hace una década. Fue la más grande expoliación a nuestro continente después de la conquista de América. Recuerdo la tapa de Página/12, con las Tres Carabelas en el océano llenas de dólares, y los logos de empresas monopólicas de Italia y España. O sea, los gobiernos progresistas tuvieron la oportunidad de decir “no” y reforzar nuestra independencia política y económica, en cambio prefirieron salvar a los países imperialistas y que nosotros paguemos la crisis.
Y hoy, nuevamente, no puedo separar nuestra situación a la de Europa y el mundo todo. La pandemia puso en jaque al orden capitalista mundial, y se avecinan fuertes estallidos sociales, asemejo la situación a la crisis de 1920. Lamentablemente, hoy no existe una revolución triunfante como la de Octubre del ‘17, y no conozco un intelecto con el nivel de Lenin, Trotsky o Rosa Luxemburgo, que permita allanar el vacío de conducción y la revierta hacia el triunfo de una nueva sociedad. Más bien veo lo contrario, movimientos populistas o reformistas de nuestro continente que seguirán controlando la conciencia de las masas llevándolas a la derrota. No es pesimismo, es lo que se viene dando en las últimas décadas. Sin embargo, hay que seguir de cerca el proceso revolucionario chileno, es lo más virgen que conocemos, allí el comunismo y el socialismo formaron parte de la era post Pinochet, y eso tiene su contracara, esa colaboración política derrotista, ha permitido que surjan nuevos dirigentes y embriones de conducción al calor de las luchas, o sea: No dependientes del régimen capitalista.
- Toda Abya Yala ha sufrido dictaduras en el último siglo, pero acostumbras a decir que en Argentina se han ensañado criminalmente contra los poetas, y esto no ha sido así en otras dictaduras, ¿por qué crees que existe esta diferencia?
-Sinceramente no conozco país o régimen en el mundo del siglo XX que haya asesinado, torturado y masacrado a tantos poetas o escritores, ni en el nazismo alemán o el fascismo italiano sucedió. La de los ‘60 era vanguardista en las letras y en el proceso que se vivía. Alberto Zspumber decía que en aquellos años uno entraba a la revolución de la mano de la poesía, o a la poesía desde la revolución. Vicente Zito Lema, que fue abogado de los presos de Trelew, acostumbra a decir que su cuerpo está marcado por las balas. Juan Gelman, pudo ingresar al país después de muchos años de democracia. A Julio Cortázar, Alfonsín le negó la cortesía de una reunión y vuelve a Francia sin ser recibido. A Paco Urondo, en el 73, se lo ve en el balcón de la Casa de Gobierno. O sea, fue una camada militante, y sufrió en consecuencia. La actriz Cipe Linkowski, decía: “Los militares nunca entendieron a los poetas, y cuando los entendieron, los mataron”.
- Has vivido y luchado en la Patagonia, y acostumbras decir que tanto el sur de Chile como de Argentina tienen una problemática similar, especialmente porque el centro los ningunea, ¿cómo explicas las similitudes y diferencias entre la izquierda comunista del pueblo chileno y la izquierda peronista del pueblo argentino?
-Creo que la conciencia de clase es la que determina si se es o no de izquierda; pero si hablamos de la izquierda peronista, nos tendríamos que remitir a la historia escrita y activa de Jhon William Cooke que organizó la resistencia a partir de 1955 y que muere en 1968, o Rodolfo Ortega Peña, asesinado en 1974 dirigente del Peronismo de Base, o Ernesto Goldar, teórico y ensayista fallecido en 2011. Ellos, como otros intelectuales peronistas, hacen un análisis clasista como forma de llegar a la tan ansiada revolución. Y eso se debía a que toda la clase obrera argentina era peronista, y acataba disciplinadamente el mandato de Perón. Entonces… casi no había margen para las organizaciones marxistas.
La organización guerrillera Montoneros, es otra cosa, viene de grupos estudiantiles de derecha, concretamente de Tacuara, y que el proceso de revolución cubana radicaliza.
El peronismo terminó con la muerte de su líder y el surgimiento de la triple A. Lo que conocemos después es la resaca de un recuerdo que no puede volver. Juan Domingo Perón surge a caballo de las movilizaciones de 1943, y el laborismo se va a transformar luego en justicialismo. Él pudo hacer lo que hizo porque las condiciones estaban dadas. Y tuvo a una mujer, Evita que fue determinante: Ella era la que bajaba a las fábricas a discutir con los obreros.
Entonces el mundo salía de Segunda Guerra y el Banco Central estaba abarrotado por lingotes de oro, eran los años en que una vaca se cotizaba y canjeaba al mismo precio que un tractor. De ahí que Perón se da lujo de condonar la deuda que tenía Inglaterra con el país. Fue un momento único en la historia, Argentina era la segunda economía del mundo, pero se tuvo a una burguesía cobarde, y nadie se atrevió a tocar a la oligarquía terrateniente, menos de concretar una reforma agraria. Después surgirá el imperialismo de los EU y nada será igual.
La realidad es que hoy, la llamada izquierda peronista está más a la derecha que la socialdemocracia europea de los años ‘60/’70. En la Argentina, los trabajadores fabriles hoy votan electoralmente a las fuerzas peronistas en todas sus variantes, votan al Macrismo y sus variantes, y también a la izquierda marxista. Los sindicatos, en mayoría, siguen dirigidos dirigentes patronales corruptos, pero en las organizaciones de base, comisiones internas, cuerpos de delegados, se sigue votando por el clasismo. A pesar de los años, sea por tradición o no, las comisiones obreras de base siguen estando a la cabeza de la organización mundial.
En mayo del 2000, estuve en Punta Arenas, en un bar entre copa y copa, se da una tremenda discusión política entre dos poetas: Dinco Pavlov, comunista y Pavel Oyarzun, socialista, realmente fue increíble lo apasionados que estaban, se dijeron de todo. Sin embargo, después cada uno siguió a su casa como si hubiesen discutido de libros. En la Argentina, eso se hace muy difícil, el kirchnerismo logro instaurar la grieta de si no estás conmigo sos mi enemigo.
Creo que en Chile todavía existe una vieja conciencia, que no tiene nada que ver con la realidad de las conducciones o sus secretariados, sean del PC o PS.
En el año ‘73, el PS de Altamirano estaba a la izquierda del PC chileno. El PS de Bolivia de Quiroga Santa Cruz, lo estuvo en relación al PC boliviano; y hubo una etapa en que todos los PCs latinoamericanos estaban a la derecha del PC peruano de Mariategui.
Con esto quiero decir que la historia de la lucha de clases, con todas sus contradicciones, está ligada al desarrollo, de las marchas y contramarchas de sus dirigentes. Es ahí, cuando lo subjetivo es determinante, pueden estar dadas todas las condiciones de un país para una revuelta social y su revolución, sin embargo, depende de la actitud y de la voluntad de su dirección para determinar su triunfo.
- ¿Cómo explicas las luchas para el Wallmapu Libre que están sucediendo en este momento?
-Cuando se da el levantamiento de Chiapas, nuestra Patagonia estaba todavía en pañales, la mayoría de mis conocidos, tuvieran o no apellidos mapuches, tehuelches o araucanos, negaban su descendencia, y eran realmente pocos los que asumían su condición y militaban por ella. El zapatismo marcó una época, era cuestión de tiempo. Progresivamente ese proceso iba a terminar incubando, tarde o temprano llegaría a nuestro Sur.
En Chile, están más organizados, llevan años resistiendo, tienen sus centros culturales, sus revistas, y dirigentes reconocidos, incluso hasta han declarado libre un territorio. Y sobre todo son cientos de miles. Aquí, del lado argentino, el proceso no es tan masivo, y las comunidades viven entre sí aisladas y distantes. Entonces para mi forma de ver, las luchas son más de vanguardia. En la provincia de Chubut, se combina con la tremenda crisis política y económica, que ya lleva varios años, a eso se le suma el movimiento antiminas, entonces una lucha unificada podría cambiar muchísimo la relación de fuerzas. En Río Negro, en la zona de Bariloche, hay mucha radicalización en vastos sectores pero también mucha reacción fascistizoide. A Neuquén la noto más tranquila. Pero, en la Argentina, los movimientos van desde Jujuy y Salta, hasta el sur de la Patagonia. Unos están más avanzados que otros, sea en la conciencia o en la lucha. El activismo debe entender que los gobiernos provinciales siempre han actuado en forma racista con sus comunidades originarias, y que el poder oligárquico eclesiástico todavía existe. Y no se puede negar que el peronismo tiene su cuota de responsabilidad, la masacre de Rincón Bomba en el año 1947, más conocida como la Masacre de Pilagá, en la provincia de Formosa, es uno de peores recuerdos de nuestra historia tabú, a pesar que en el año 2017, fue reconocida como crimen de lesa humanidad.
Partimos de una lucha ancestral, dura, que nos enfrenta a los dueños de la tierra y a los monopolios.
- Por último, me gustaría que nos compartirías tres poemas.
¡Muchas gracias!
·
No es simple pensar en la inmaculada
concepción del silencio.
Sus pinturas opacas y grises entristecen
hasta el más jovial de los cuentos.
Pobres los que duermen
a plena helada bajo improvisados techos de chapa.
Pobres los niños, aquellos, que aún abrazados
en sueños –y sin el plato caliente–
se les escurre en silencio, la vida.
…………………………………………………………
Mi madre era mi madre y no.
En sus últimos años ajustaba su oído a mi visita
a los golpes de nudillos que daba a la puerta
entonces respondía: –¿Roberto, sos vos? –
y ahí el correr de sillas y
todo aquello con que trababa el paso
y antes de darme el beso
su mano buscaba debajo de mi oreja
la verruga de nacimiento.
Yo le abrazaba, le daba un beso en la frente.
Ella siempre decía
–Todavía me buscan, me quieren violar–.
Y se me partía el corazón.
–No puedo salir a ningún lado, el otro día intentaron entrar.
Vende el departamento y llévame al Sur–.
Y se me partía el corazón.
Siempre dolió mi madre.
Ella decía:
–“Antes de robar mejor cargar bolsas en el puerto”
y con ella el hambre
pero yo era su rey, su príncipe, su inguele, su mench
y la vi de rodillas limpiando pisos ajenos.
Mi madre nunca entendió este mundo
se quedó con las imágenes del holocausto
y del terremoto de San Juan del 44
y las de aquél Perón del 46.
Con ella aprendí la locura y su encierro.
Siempre llevaba mis libros en su cartera
decía: –Mi hijo, el poeta–
y a mí, acariciándome el pelo
–Tenés un Dios aparte, que te cuida–.
…………………………………………………………………………..
Nací en el epicentro de un medio siglo, y espero
este tercio
bajo la hecatombe universal, la luna
todavía proscribe su llanto
y la realidad del planeta ofusca los viejos pensamientos.
–Téngase en cuenta, dicen
que todavía Eva, fue la primera mujer
y Dios, lacerante, creo no sólo el mundo
sino su apocalipsis.
Que somos carne de la carne, del polvo venimos
y al polvo vamos.–
Mis ojos recónditos y ágiles
no desean dudar de la vida, aunque los vientos
derrumben las casas de los pueblos
escondan el cuerpo del femicidio, y
se apresten nuevamente a escuchar los malos cantos
y las circunstanciales palabras indigentes
se recuesten en la horizontalidad de los sueños.
La vida no es papel mojado, ni cartón marchito.
Es lo que acota sentencia. Seres uniformes.
Tenemos el segundo del inicio y, del final.
Procreamos la estación de la incertidumbre
llena de dardos y auroras.
Todo recuento hace a la existencia
y al sabor que la vida continúa.
Interesante y profusa entrevista a Roberto Goijman. Profundo análisis sociopolítico del poeta y editor.
Pingback: Recolección de anécdotas con Roberto Goijman: Homenaje del Movimiento Internacional de Escritores por la Libertad al gran poeta militante – La Cimarra
Pingback: La poeta Elvira Hernández levanta su voz por partida triple - La Cimarra
Pingback: ¿Cómo es la educación pública en Argentina? - La Cimarra
Pingback: Los desafíos para la danza, de las salas a la pantalla - La Cimarra
Pingback: Arde España por liberar a Pablo Hasél de la carcel - La Cimarra